La existencia de descendientes africanos en países de Latinoamérica es ampliamente conocida sobre todo en el Caribe y Brasil, sin embargo, también es posible encontrar afrodescendientes en varias otras partes del continente americano, pues podemos encontrarlos en América Central y América del Sur, en países como Colombia, Uruguay y Perú principiantes traídos por los comerciantes de origen francés, holandés, portugués y español, este comercio comenzó durante el siglo XVI hasta el XIX. Los esclavos fueron usados para trabajos en las plantaciones azucareras y algodón, en ocasiones como mineros y como servicio doméstico en las grandes haciendas coloniales, en México incluso se emplearon como vaqueros sobre todo en el territorio de la Costa Chica de estados como Guerrero y Oaxaca, donde llegaban para ser empleados en haciendas de cultivo los cuales eran principalmente cacao y en ocasiones algodoneras, así como la ganadería. En México se tiene constancia que viven 2,576,213 de personas que se denominan afrodescendientes esta información está asentada en el Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Los Afromexicanos presentan altos niveles de analfabetismo, rezago educativo, insuficientes servicios de salud, escaso acceso a servicios en la vivienda, mientras que los ingresos laborales que gozan tienen una gran brecha de diferencia en cuanto a la cantidad que perciben puesto que es más baja en comparación con el resto de la población. El Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) atribuye esto a una ¿pobreza causada por la discriminación¿ (CONAPRED, 2015).