La adopción surge como una institución jurídica creada para la protección de los menores desamparados, consistente en afiliar como propios los hijos biológicos de otros, con el único fin de crear y brindar a un ser humano desprotegido una familia. De ahí que, esta institución ha estado presente, desde inicios remotos de la historia y ha sido expuesta a constantes regulaciones, debido a los cambios y adaptaciones que le han pretendido ajustar a las nuevas realidades sociales. Históricamente la adopción data de años antes de cristo, la escritura sagrada en el primer libro de Génesis, versículo 48.5, relata como Jacob adoptó a los hijos de José de nombres Manases y Efraín. Asimismo, en los pueblos griegos, estuvo en vigencia el código Hammurabi, que también contempló la figura de la adopción, entre sus artículos 185-193. Esta institución guarda sus orígenes de la costumbre y el Derecho romano, donde se presentó de dos formas, la primera clase de adopción en roma denominada "adrogatio"1, consistió en que solo podían ser adoptados los hombres libres; las mujeres y los declarados en interdicción, no podían ser adoptados. La segunda forma denominada "adoptio"2 era para individuos constituidos en potestad. La figura de la adopción ha evolucionado con el transcurrir del tiempo, como lo han hecho también otras instituciones familiares de la sociedad.