La creación del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados: una mirada gachupina.
Resumen
Todo empezó en el bello otoño madrileño de -creo- 1991. Unos meses antes, en marzo, había defendido mi tesis de doctorado sobre la revolución en Nicaragua y ello significó, por lo menos, dos cosas: la primera, que había concluido un tramo formativo de especial relevancia para poder continuar mi carrera como profesor universitario; la segunda, que, siendo doctor, me convertía de manera más o menos automática en profesor del programa de Doctorado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid. El primer desafío importante, dada esa nueva responsabilidad, consistía en decidir sobre qué trataría la asignatura que debía dar el curso siguiente. Y, claro, habiendo recopilado una buena cantidad de literatura sobre las causas de las revoluciones para intentar explicar por qué había surgido una en Nicaragua, pensé que lo más sensato sería compartir lo aprendido con mis futuros estudiantes de doctorado. Así que la propuesta fue algo como "Las teorías de la revolución en la Ciencia Política". La idea era seguir el proceso histórico de la explicación de los conflictos políticos intensos desde Aristóteles quien, en La política, (Libro V. capítulo 1), señala que las perturbaciones pueden deberse a que los hombres, considerándose iguales, son tratados de manera desigual o bien que considerándose diferentes y superiores, alcanzan menos de aquello que estiman les es debido (1302b).